por
Rim Ben Fraj, 22/1/2016
Traducido por María Piedad Ossaba, Tlaxcala
En
enero de 1984* aún yo no había nacido. En la escuela no nos dijeron
nada sobre ese periodo. Pero por suerte nuestro Padre de la Nación
quiso darnos una lección de historia haciéndonos revivir las jornadas de
enero del 84 donde cientos de ciudadanos fueron masacrados por las
mismas fuerzas del desorden que, desde hace una semana, disparan y
aporrean en los cuatro rincones del país profundo, del país olvidado.
Escogió - o se le escogió - la misma oficina, para dirigirse esta noche
al pueblo, desde la que el Luchador Supremo** se había dirigido a sus
ingobernables hijos.
Ahora, Habib Bourguiba se reencarnó en la piel de Béji Caïd Essghrir ("El
Pequeño", como Víctor Hugo había apodado a Napoleón III "Napoleón El
pequeño", en relación a su tío Napoleón I) tratando de revivir un poco
del carisma de su jefe desaparecido. Lamentablemente es incapaz de
convencer. Aún peor, por la edad (89 años), nuestro dinosaurio ya no es
capaz de recordar las frases que pronunció unos instantes antes.
Resultado: un discurso vacío, repetitivo, balbuceando mentiras e
historias internas del partido, de las que el pobre pueblo amenazado
cada noche en los platós de TV por tombos*** politiqueros y politiqueros
tombos que se presentan como sus salvadores contra el terrorismo, le
importa un bledo. Todos dicen que no han querido utilizar la fuerza
hasta ahora pero que estarán obligados a hacerlo si "esto" continua.
Esto, es la intifada para TRABAJO JUSTICIA y DIGNIDAD, que comenzó en
Kasserine el 17 de enero.
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